(Necesario análisis por parte de Marlene Wayar, destacada activista trans argentina)
Estamos en crisis, entendiendo que no sólo por causas negativas plenas, como la muerte de compañeras, hay otras causas; contratiempos estructurales de las diferentes organizaciones y desentendimientos en la comunicación, de política e ideológica.
Pero estamos en una trampa histórica, muy a nuestro pesar, tenemos diferentes grados de desarrollo y diferentes sentidos de lucha, y ello produce menores tiempos de comunicación y acción conjunta.
Las distancias son enormes, se hacen insalvables cuando no hay autonomía económica, e impensable cuando no hay un fruto instantáneo que lo justifique en una magra economía.
Tenemos analfabetismo clásico en algunos casos y otros como el no conocimiento de Internet y las técnica que implica como herramienta, estamos en otros tiempos, datar la historia aún nos resulta algo poco factible si no logramos que lo hagan "otros", sea por el periodismo amarillista o por redes como Indymedia Argentina que nos leen; "compañeras de una lucha" y no otra fracción.
Somos claustrofóbicas, no nos enteramos de "nuestras noticias", sí de una estrella pop llegada a Argentina, porque nos informamos con lo que nos dan los grandes medios para que consumamos, aunque no haya sido pensado para nosotras, aunque no nos reconozcan consumidoras, debemos cumplir la regla; pagar. Y nos ha sido siempre más caro que al resto.
Quienes mejores redes tenemos menor infraestructura poseemos y quienes poseemos mejor infraestructura disponible tenemos agendas impuestas. Por ello tenemos mayor acceso a sumar nuestra protesta por alguien muy lejano en el planeta, basta una firma y "enviar" y podemos ser libres de opinión y demostrar entereza.
El teléfono es el mejor recurso, caro, el boliche y la zona de trabajo son baratos y de gran impacto, pero no son sitios en que se admita tiempo de reflexión, son lugares con tiempos acordados a un sentido, generar riqueza uno y divertirse el otro.
La información recibida se procesa pero se diluye, cuando una muerta asesinada lejos se compara con las diez muertas cercanas, con causas derivadas de la condena social impuesta, de abandono, van provocando un plano de conciencia en donde los sinos son paradigmas asimilados, la muerte, realidad futura en todo ser vivo, en nosotras es una amenaza constante, algo demasiado probable, tanto así que quienes pasamos los 35 años nos sentimos sobrevivientes de un destino indiscutible, y ello seguro nos acostumbra a no reaccionar con lo cotidiano con la indignación que sentimos.
Esto es lo más dramático, a estos extremos se llega cuando se es dominio de otro que nos impone el todo, hasta su propia visión de nosotras mismas.
Qué`pena reconocer que el miedo, si bien influye no sea lo mas significativo, seria bueno poder decir que somos silenciadas con violencia concreta, en realidad las violencias simbólicas, contundentes y domesticadoras por excelencia, son las que nos han silenciado, hasta parece ser voluntario el silencio. Cuando en realidad es un ajustado tratamiento quirúrgico social con el que se nos ha "educado" desde la teta.
No estamos en silencio, no tenemos fuerza para levantar la voz, por razones diversas.
Marlene Wayar
Coordinadora General de FUTURO TRANSGENERICO
Co-fundadora de la Red Trans de Latinoamerica y el Caribe "Silvia Rivera"
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